domingo, 24 de abril de 2011

LIBRO DE DIALOGOS -TRES-

DIALOGO I




-Es una trampa maligna.
El silencio es indicio.

-Tengo miedo.

-Estoy seguro que es el rojo.

-No me decido todavía.

-Es el rojo hermano, no tengas dudas.

-¿Por qué nos odian tanto?

-“No es bueno ser comunista”, dicen.




DIALOGO II




-En una época no muy lejana me hacía llamar
el poeta de las cloacas.

-¿Por la oscuridad de tus poesías?

-No, por vergüenza.




DIALOGO III




-Alardear al amor.
Rebajarlo al suelo.
Indagarlo hasta los dientes.
Repasarlo por la mañana.
Inventarlo cada noche.
Descubrirlo.
Pero no tocarlo jamás.
¿Entendés hijo?

-Sí, papá.

-Anda, búscala y abrázala.
Dile todo.
Guíñale un ojo y llórale encima.

-Gracias, papá.




DIALOGO IV




-Edipo se arrancó lo ojos
por enamorarse de su madre,
pero no pensó en la posibilidad
de cortarse el pene.
Otelo mató a su enamorada por celos,
pero no pensó en la posibilidad
de hacer terapia
y resolver tanto dolor absurdo.
Einstein descubrió la teoría
de la relatividad, pero no pensó
en la posibilidad de teñirse el pelo.
Y Maradona, el más grande de todos,
a él rindo homenaje!




DIALOGO V




-Hola, ¿cómo te llamas?

-Mi nombre glorifica al fuego
y enciende la llama de la pasión.

-Déjame adivinar. A ver...
Ya sé: Sol.

-Muy bien.
¿Y vos?

-El mío es mas difícil.

-A ver, dale.

-Bueno.
El mío apaga todo y desarma al cuerpo.
Es imposible no temerle y viene a buscarte.

-A ver... Ya sé:
Vamos, hace rato te esperaba.




DIALOGO VI



-A duras penas me enfrenté.

-Entre tanto alboroto, ¿no se te escapó?

-Ni lo sueñes, nada mató a la paloma.

-Entonces... ¿echó a volar?

-Sí, pero sin alas.




DIALOGO VII


-El caracol no da asco,
la babosa si.

-El caparazón, esa defensa que muestra...
¿es la causa?

-En efecto, cualquier cosa sin la coraza.

-Estoy jodido.



DIALOGO VIII




-Soy idealista y poco concreto.

-Materializá un poco...

-Mierda!!!




DIALOGO IX



-¿Qué hay delante de esa bandera
que no puedo ver?

-Otra bandera.

-Y... ¿más adelante?

-Alguien observando atónito los retazos.



DIALOGO X



-Una aguja en un pajar no es difícil de hallar.
Pero más fácil es una pluma dejar caer lentamente.

-Es un truco sólo para engañar a unos cuantos ciegos.



DIALOGO XI



-¿Tenés una pelusa en el ombligo?

-Creo que sí, pero no digas nada, Romeo.

-Amada Julieta, si se entera tu padre estarás
en serios problemas.

-Mi padre te odia a ti, no a mi pelusa.

-Eso es lo de menos, puedo asegurarte.




DIALOGO XII



-Capitán: diviso en el horizonte
una gran masa de tierra en forma isla!

-Allí es donde te quedarás.




DIALOGO XIII



-Brindo por el amor.

-¿No nos olvidamos de llenar las copas?






DIALOGO XIV




-Ponés el reloj a correr,
ajustás internamente la movida a tu conveniencia,
marcás los pasos adelantando paulatinamente la pieza.

-¿Y luego?

-A observar el mundo.




DIALOGO XV



-Estoy borracho y no quiero hablar.

-Habla, dale.
Decime que te pasa.

-No quiero, podría decirte la verdad.

-No, tenés razón.
Mejor divertite.


DIALOGO XVI



-Es tu mirada contemporánea
la que no te permite entender.

-No estés tan seguro.

-Claro que si.

-No estés tan seguro.

-Es sólo una visión objetiva que hago.

-Mejor pasemos a otro tema.






DIALOGO XVII




-¿Cuántas capas tiene tu cebolla?

-No sé, todavía no he terminado de
pelarla.

-La mía hechó un brote.

-La tardanza amigo, éso hace brotar.



DIALOGO XVIII


-La lluvia echó a perder la cosecha,
este año no habrá vino de la familia.

-Mi silencio lo dice todo.

-Tu silencio es estrecho como todo
lo que alguna vez quisiste
e intentaste ofrecernos.

-Quizás no alcance para todo tu dolor,
es lo que puedo dar y no me avergüenzo.

-Vete de aquí y no hables más.

-Me iré cuando llegue la noche.

-Te irás cuando cierre la ventana.



DIALOGO XIX


-Mamá: ¿la jirafa tiene el cuello largo
o el cuerpo muy chico?

-Pregúntale a papá, que ahora no puedo.

-No mamá, papá no me da bola.

-Alberto, ¿podés atender a la nena?

-Mi amor, la jirafa tiene el cuello largo.

-Y... ¿por qué?

-Para no escuchar las tonterías
que se dicen por abajo.

-Papá...

-¿Qué?

-¿A mí me va a crecer el cuello?

-Puede ser, mi amor.



DIALOGO XX



-¿Le puedo hacer una pregunta, chofer?

-Claro.

-¿Nunca se le subió un fantasma?

-Sí, siempre sube en la misma parada
y en el mismo horario nocturno.
Parece que sale del cementerio
a dar unas vueltas y después
se baja siempre igual.
Así todas las noches.
¿Por qué me pregunta?

-Sólo por curiosidad.

-A usted ¿le interesa el tema?

-Sólo desde que me toca timbre y sale corriendo.

-¿Desea que le diga algo?

-En lo posible que no escape; que por favor,
no tema.
Seria incapaz de volver a hacerle daño.


DIALOGO XXI


-Le traspaso la banda con los mejores deseos.

-La acepto para defenderla y cuidarla.

-Tenga cuidado usted, compañero.
No vaya a ser que por defenderla y cuidarla tanto,
quede ahorcado por su presión.

-Gracias por el consejo, pero ya es demasiado tarde.

-Nunca es tarde para desbandarse.




DIALOGO XXII



-Fui bombero y sé lo que es apagar el fuego.

-Yo soy poeta y sé lo que es quemarse
cuando uno se arrima.

-Hablando de rima... nunca escribí una poesía.

-Siempre se puede escribir.

-¿Por dónde se empieza?

-Por la pieza mas prendida.

-¿La más iluminada?

-No, la más muerta.
La que no dice nada.

-¿La oscura?

-Éso es, mi amigo, la oscura.




DIALOGO XXIII



-El agua de la cima es natural.
Allí podremos saciar la sed de este recorrido.

-Tomaremos unos tragos y seguiremos rápidamente.

-¿Dónde nos dirigimos tan apurados?

-No hay que detenerse tanto tiempo, puede ser riesgoso.

-Pero si aquí no hay animales salvajes.

-No, pero hay humanos que tienen hambre.



DIALOGO XXIV



-Doctor esta enfermedad que traigo
me tiene agobiada.
No puedo ver el mundo como ustedes.

-¿Qué padece exactamente?

-Veo todo en blanco y negro.

-¿En serio?

-Sí, doctor.

-Aguárdeme un instante, no se vaya.

-Sí, doctor.

-Ya está.

-¿Qué hace, doctor?

-Sólo me puse unos bigotitos,
un traje haciendo juego con mi sombrero
y un bastón.
¿Qué ve ahora?

-Un hombre disfrazado de Charles Chaplin

-¿No es genial?

-Sí doctor, nunca lo había visto de esta forma.

-¿A mi o al mundo?

-Al mundo, doctor.

-Cómo la envidio!

-Gracias doctor.

-Váyase de aquí urgente,
antes de que me quede mudo.

-Sí, doctor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario